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miércoles, 21 de agosto de 2013

LIBERTAD


I

En barcaza,
guiada por cisnes,
navegó desde los umbrales
del universo
hasta estos confines
preñados de soles y mentas.
 
De nombre impronunciable
que desde las honduras
reclama la muerte,
siempre oportuna aliada
de aquellos que temen.

La barcaza
ha sido forjada al son
del río interminable y profundo.
Su sendero nació
con los amaneceres del tiempo,
y su destino no conoce
de fríos ni silencios crepusculares.

Y con ella llegó la dama
de la aguda semblanza,
que ha sido a nuestra especie
su luz, su arma, su coraza y esperanza.

Algunos elegidos
han querido interpretar los signos,
pero, en todo este simbolismo,
la última palabra
aún no ha sido dicha ni escrita:

¿Existe, acaso, alguna forma
de definir, de la vida, su libertad?

II

Escucha atento
peregrino infatigable,
la lectura sencilla
de esta humilde lección;
la misma que han cantado
los trigales salvajes
y los ruiseñores melodiosos.


III


La barcaza
simboliza la creación.
Los cisnes la humanidad,
unida irremediablemente
a su génesis umbilical.

Los soles y mentas
sus victorias y fracasos,
sus alegrías y tristezas.

El nombre impronunciable,
que algún día será libertador,
es el espíritu indomable
que nos guía hacia
el conocimiento y la sabiduría;
dos palabras temidas y odiadas
en los oídos
de fanatismos y tiranías.

El río interminable y profundo
es el indetenible curso de la historia,
aquella que no conoce de umbrales
ni de anocheceres.

La dama de aguda semblanza,
de luz, arma, coraza y esperanza,
es la fe inquebrantable
que hemos de tener
en nuestra resiliencia y la razón.

IV

Recoge estos pétalos
de las rosas cardinales,
porque habrán huracanes
que desviarán la nave
de su manifiesto destino,
encallando en playas
de mares ignotos
y faunas distintas.

Habrán momentos de agonía
que parecerán eternos,
pero en esa incertidumbre
reside la absoluta certeza
de que el timón y las velas,
después de lamer los tirones,
encauzarán la humana proa
hacia el amanecer del olimpo,
y hacia la cristalina aurora
de las constelaciones y la libertad.

Mario Franceschi
San José, Costa Rica.









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