Su mirada me define.
Atraviesa cada partícula de mi ser;
revelando irreverente mi pequeñez
ante el milagro de su existencia.
Su mirada me acaricia.
Me enamora.
Me llena de esperanza
y de misterio.
Calmando toda angustia
que brota de su silencio.
Y ante su apabullante infinitud
todo se convierte en pregunta:
Mis porqués,
mis oraciones,
mis esperas
y hasta mis hambres.
Busco su mirada
anhelando su verbo.
Y en su veloz eternidad
está bordada su respuesta:
¡Solo existo
cuando me miras!
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