Penitencia que abruma el alma.
Una fuerza incontenible
que aprisiona... y me rebela.
Un vacío que se llena,
gota a gota,
con lágrimas
y risas.
¡El recordar!
La melancolía y la euforia.
El fracaso y la victoria.
El amor y el olvido.
¡El mirar desafiante
y de frente a la adversidad!
Las primaveras del renacimiento
y los veranos de excesos y pasión.
Los otoños llenos de preguntas
y el invierno naciente que ya golpea
- imperioso y húmedo -
en los cristales de mis ventanas...
Son las cenizas aún ardientes
en mi memoria y conciencia...
¡Reflejadas en el espejo de mis años!
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