Mi patria no es solo
el Tempisque o el Térraba,
o Chira, Cocos, Venado y Calero.
Mi patria no es solo
San José o Puriscal,
Puntarenas o Nicoya.
Mi patria no es solo el Zurquí,
ni las llanuras sancarleñas,
ni los balcones bohemios y vetustos
del Barrio Amón o el Club Unión.
Mi patria no es solo Sixaola
ni San Vito de Java,
ni Quepos ni Golfito,
ni Paso Canoas
ni Peñas Blancas.
¡Mi patria es mucho más
que lugares y nombres!
Mi patria no es solo la tierra
donde lloré por primera vez,
donde amé por primera vez
y donde dormiré por última vez.
Mi patria no es solo
el lamento o la desconfianza
del bribrí, el cabecar,
el cholo o el guaymíe.
Ni el patuá del negro caribeño,
el "uyuyui bajura" del sabanero,
el silencio burlón del cartago
o la alegría contagiosa del costeño.
No es solo la tristeza o el llanto
del indigente o el miserable,
ni la altanería o la prepotencia
del poderoso.
Ni el tugurio intimidante
y hoguera de conciencias,
o el barrio exclusivo
protegido por gendarmes,
por murallas y alambradas
de navajas o electrificadas.
No es solo
la opaca casa de cristal,
el laberíntico palacio azul,
la mole gris legislativa,
el fortín, el valle central
ni los “malls” y "out-lets"
que brotan como plagas.
Ni el Festival de la Luz
o la fresca brisa decembrina.
Ni las heridas que se arrugan
y enquistan en la indiferencia,
en la miseria y el hambre
o en los clichés y refugios
del “pura vida”
y la “Suiza centroamericana”.
Mi patria no es solo
el malecón que vigila
al mar infinito y misterioso,
o el volcán que imponente
se eleva hasta un cielo
azul y prístino;
o el río impetuoso
que moldea las montañas
y desafía la humana osadía.
Mi patria es mucho más
que tiempos y recuerdos,
pasados, presentes y futuros,
gentes y costumbres,
amores, envidias y odios.
Y mi patria no es solo
una democracia enferma,
ni una libertad confusa
y llena de remiendos.
Democracia y libertad
a las que hemos ultrajado
y abusado sin reparo ni castigo.
¡No… !
Mi patria es todo este compromiso
para con su gente, sus generaciones
y sus descendientes;
por su mar, su cielo, su luna,
sus ríos, sabanas y montañas.
Mi patria es el resplandor
y la intensidad de toda esta tierra.
Es la generosidad y la hospitalidad
que reclaman honestidad y trabajo.
Mi patria,
esta que llamo mi patria,
es todo esto y mucho más.
Es mucho más que la suma
o la resta que llena o vacía
un insano y falso nacionalismo.
Mi patria es un todo
vertido en indomable amor
que obliga y respeta,
que vive y se alimenta todos los días
de todas - y otras no dichas-
estas pinceladas.
Es la madre cobijada,
y que nos cobija,
con la sábana multicolor
del blanco, azul y rojo.
¡Mi patria
es una sola promesa,
un solo destino,
una sola obligación,
una sola lucha,
un solo amor
y un solo nombre!
¡Mi patria, toda,
se llama Costa Rica…!
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