I
Es noche.
Oscura y de
cuarto de luna.
Y, absorto en ella, medito.
Me abandono
a lo etéreo de los recuerdos.
A mi eternidad...
¡A mis recuerdos!
Estoy callado
ante el imperio del olvido.
De tu
olvido.
En silencio reprocho
esta ausencia que calla y abandona.
Nuestra
ausencia.
¡Nuestro silencio!
II
Y la vida, como el río,
siguió camino a las honduras.
Hacia nuestros
destinos.
La luz de tu sonrisa virginal
se fue diluyendo lentamente
en las difusas neblinas del tiempo.
Y los años se vistieron
de memorias y preguntas.
De brisas y vientos de ayer.
Y no supe más de ti...
¡Hasta hoy!
III
En esta noche sin estrellas
- profunda y fría -
mi corazón viejo y cansado sonríe:
¡Es el milagro del renacer
ante la frescura del primer amor!
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