Me ha moldeado
como arcilla.
A veces hasta el hastío
pero sin esclavizarme.
Ha habido momentos
de tensión y escape;
de búsqueda, desilusión
y arrepentimiento.
Otros… de verdes lejanías,
de amores y místicos erotismos
que han sido como banderas ondeando
al viento en un atardecer azul plomizo.
La mayoría de descubrimiento
refrescante y vitalizador,
a pesar de la creciente pesadez
de las golondrinas en mis pupilas.
La cadencia de la vida,
no siempre melódica
pero si constante,
no me ha dejado duda
alguna de su persistencia.
Y filosófico,
pero agradecido,
lo resumo:
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