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jueves, 24 de enero de 2019

DESPEDIDA


Una lágrima cristalina
brotó de sus pupilas.

Cayó cual gota de rocío
que humedece los girasoles,
vivificándolos al abrir sus pétalos
de cara al sol naciente.

Su mirada de miel,
expectante pero en paz,
se apagaba lentamente.

Abrigué su mano con la mía
mientras la contemplaba 
- silencioso -
despedirse desde su lejanía.

¡Con su último suspiro...
ella me besó el alma!


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