El homo
sapiens moderno,
el que hoy
camina el planeta
vestido de
cultura y civilización,
es aquel que ha perdido el sentido
del balance y la proporcionalidad.
Ha creado
una profunda disyuntiva
entre sus
necesidades espirituales
y sus infinitas exigencias materiales.
Ha construido
una sociedad
que se
alimenta de la intolerancia,
el materialismo
y la inmediatez,
convirtiéndola
en un tejido confuso
sea de resentimientos o de vanidad.
El homo
sapiens moderno,
sordo a la
voz de su conciencia
y entregado
al torbellino de su hedonismo,
prefiere no
luchar por la luz de la primera
pero sí
satisfacerse en lo efímero de lo segundo.
Este homo
sapiens - nosotros -
es cada vez
más vano y vacío
y menos
empático y altruista.
Se llena de
oportunismo ante el sufrimiento
y de
hipocresía y soberbia ante la miseria.
Es iracionalmente indiferente
ante el drama que habrá de pagar
para renacer de su vacuidad
ante el drama que habrá de pagar
para renacer de su vacuidad
y sobrevivir a su vana insensatez.
¡Prefiere la
ilusa
y momentánea etiqueta del "tener"
y momentánea etiqueta del "tener"
a la difícil tarea
de construir la escultura del "ser”!
de construir la escultura del "ser”!
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