Poesía.
Alma y música.
Música.
Espíritu y poesía.
Espíritu y poesía.
Música y
poesía.
¡Torbellino
y vértigo
en profunda harmonía!
¿Quién, en
este irrenunciable misterio
que es el
arduo devenir de la vida,
no ha
gritado al viento su protesta, su amor,
su
tristeza, su alegría
o su nostalgia?
¿Quién,
cuando duele el silencio,
no ha
vivido la llama de la culpa,
del
sacrificio, la pena y el perdón?
Música y
poesía.
Una sola
voz.
Un solo
cantar.
Un solo
trascender.
¡Un tributo
irrenunciable
a nuestra
humanidad...!
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