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domingo, 23 de junio de 2024

CONTRA MI EGO

I


Varias veces he detenido mi reloj vital

para alejarme de las calmas de la rutina.

Para sentarme a ver y oler las olas del hoy

en su rítmico ir y venir... libres e indomables.

Para dejar que el viento del atardecer

acaricie mi piel y se enrede en mi cabello.


Y para meditar en acogedor silencio:

¡No para descubrirme, sino para redefinirme!


II


En muchos recodos de mi vida dejé

-algunas veces por frívolo-

olvidadas mi conciencia y dignidad.


Pero, sin darme cuenta,

ambas no dejaban de llamarme

-a gritos-

en sueños o frente al espejo.


III


No soy de ocasionales periplos existenciales

con el fin de descubrir mi “yo”

-de ese ya tengo una buena idea de cómo es-

sino en una búsqueda profunda y vital

para redefinir raíces, orígenes y valores

de mi hoy, de mi presente y de sus ecos en el ayer.


¡Un peregrinaje hacia

la esencia misma de mi ser!


¡Hacia ese persistente ego que,

en no pocas ocaciones,

me ha definido... y derrotado!


IV


¡Esas han sido las grandes odiseas de mi vida:

las reiteradas batallas de enfrentar y derrotar

un enemigo tan incidioso como lo ha sido mi ego!


Muchas, lo confieso,

miserablemente las perdí.

Pero algunas las gané

tras amargas horas y días

de dolor y remordimiento.


V


Pero...con los años aprendí

que ese formidable guerrero es resistente

al encierro, al silencio y al anonimato.


Sigue alli agazapado,

en las trincheras de la soberbia,

a la espera de otra oportunidad.


Y a pesar de mi certeza de que la tendrá,

lentamente he ido construyendo murallas

que me ayuden a combatir sus erotismos.


VI


¡Y es así como he podido disfrutar

-al fin-

de una relativa paz que solo se conquista

en las inocentes miradas de mis amores

y en las llamas de la penitencia y el perdón...!