I
La apatía y la tristeza
se resbalan serpenteando
las paredes de esta habitación.
¡Es tu ausencia! ¡No estás!
II
Generaron
y alimentaron nuestros miedos
y nos aislaron y encerraron.
¡Nos secuestraron!
Pero... el planeta respiró libre
y se embelleció.
¡Cantó, brilló y se reveló!
¡El azul, el verde, el blanco
y los encendidos colores
de los amaneceres y atardeceres
nos alegraron el alma enferma y triste!
¿Somos acaso su peor pesadilla?
III
No se puede creer
en un Dios creador
sin vivir la creación.
¡Sin expermientarla!
De otro modo...
¿Qué sentido tendría la Fe?
La ciencia
no nos da la verdad absoluta,
pero si nos puede generar
la duda continua y desafiante.
Y si hay Fe,
buscar las respuestas
a los profundos misterios
de la vida y el universo
- de la mano de la ciencia -
se convierte en un acto de oración.
IV
El viaje es vida
y la vida es un viaje.
No pedimos el nacer
ni queremos el final.
Y entre ambas estaciones
la jornada es amar y conocer...
V
Somos nosotros
y nuestras circunstancias.
Somos nosotros
y nuestras contradicciones.
Somos contradictorios
por nuestra propia naturaleza.
Y somos circunstancia
por nuestra libre elección.
¡Ven a mi
que soy tan contradictorio
y circunstancial como vos!
¿Puede, acaso,
la vida ser más bella y compleja?
VI
Somos una especie asombrosa
y con un potencial increible.
Podemos alcanzar
cumbres inimaginables
si solo fuésemos capaces
de creer en nosotros mismos
y en nuestras habilidades.
Si todos fuésemos capaces
de respetarnos y aceptarnos,
a pesar de nuestras diferencias,
tal y como lo que todos somos:
¡Humanidad...!
VII
Somos parte de un coro
con infinidad de voces.
Todo lo creado es una sola voz
que nos une en el espacio - tiempo:
¡Todos somos uno con el universo!
VIII
Cuando oro
converso con Dios,
pero sobre todo,
conmigo mismo:
Ego sum conscientia mea!
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