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martes, 29 de julio de 2025

ALCANZAR LAS ESTRELLAS

I


El cielo nocturno, cuajado de estrellas,
siempre ha fascinado a la humanidad.

Han habido quienes, en su contemplación
y desde tiempos inmemoriales,
se han preguntado qué serán todos
esos puntos brillantes que hipnotizan
y embellecen el éter o la bóveda celeste.

Algunos pagaron en la hoguera del fanatismo
el afirmar que eran otros mundos y galaxias.
Otros fantasearon con viajes interestelares
o caminando sobre la superficie lunar.
Algunos con visitar "los canales de Marte"
y disfrutar las "selvas y playas tropicales en Venus".

Los más recientes, con colonizar el sistema solar
y otros, los pocos, con enviar naves al espacio profundo
con mensajes a civilizaciones hipotéticas
grabados en discos de oro con direcciones astronómicas
y con saludos en nuestra multiplicidad lingüística y cultural.

Y en su largo peregrinaje hacia lo desconocido,
echarle una última mirada - nostálgica y filosófica -
a esa minúscula mota azul que es nuestro hogar.

¡La imaginación y la ciencia como motores del conocimiento!


II

Ese anhelo expansivo,
enquistado en nuestra genética,
nos ha llevado,
desde nuestra cuna ancestral en África,
hasta conquistar nuestro planeta;
y a llevar y fosilizar nuestras huellas
más allá de nuestros límites planetarios.

Y a entender que estamos llamados
a explorar nuestro universo
en busca de las respuestas a nuestras
preguntas existenciales más profundas.

Somos formas de vida bendecidas
con el don de la curiosidad, el asombro
y la dureza de la sobrevivencia.
Con el genio de la inteligencia,
la razón, la fe, la inventiva y la resiliencia;
y con poderosas virtudes
intelectuales, psicológicas y sociales.

¡Todas ellas en constante evolución tanto
las biológicas,
como las civilizatorias y cognoscitivas!

III

Pero… se nos hace imperativo,
ahora más que nunca,
el pensar y actuar como especie
y ya no solo como individuos;
porque nuestro planeta es nuestra cuna,
pero no hay razón alguna
para que también sea nuestra tumba.

¡Y nuestro olvido cósmico!

Nuestro futuro como especie está en nuestras manos
porque, al final de cuentas, lo que hagamos para superar
- una vez más -
nuestros humanos límites y alcanzar las estrellas,
le es absolutamente indiferente a nuestro universo...