I
Alguna vez me pregunté
si conocería el amor.
Recordé tu ojos
colgados de los míos y lo comprendí:
Alguna vez me pregunté
si conocería el amor.
Recordé tu ojos
colgados de los míos y lo comprendí:
Vos me enseñaste
no solo a conocerlo,
pero sobre todo,
pero sobre todo,
a cómo vivirlo.
II
Mi tristeza es mía
y no se parece
a la de nadie más.
Pero la tristeza me hiere igual
a como hiere a los demás.
III
Mis soledades se llenan
con la voz de mi conciencia.
¿Acaso necesito mejor compañía?
IV
La muerte llegará
en algún momento de la vida.
II
Mi tristeza es mía
y no se parece
a la de nadie más.
Pero la tristeza me hiere igual
a como hiere a los demás.
III
Mis soledades se llenan
con la voz de mi conciencia.
¿Acaso necesito mejor compañía?
IV
La muerte llegará
en algún momento de la vida.
No tiene ninguna prisa
pues siempre llega cumplida
al instante de la cita.
Se que ignoro
cuál será el momento de vernos.
Tampoco tengo urgencia por saberlo
pues tengo absoluta certeza que también
llegaré cumplido a nuestro encuentro.
VI
¿Cómo comprender un mundo
que produce tantos muertos
y tan pocos sepulcros donde llorarlos?
¿Será - acaso - que este mundo
es un inmenso cementerio
donde aún no alcanzan para llenarlo?
VII
Algunos ven el mundo
desde el lado izquierdo del corazón.
Otros lo ven desde el lado derecho.
Pero aquellos que lo vemos
desde la unicidad de la vida:
¡Solo pedimos el derecho de vivirlo...!
VIII
¡La justicia puede ser ciega
mas nunca podrá ser inútil!
IX
Todos somos gotas de agua
fluyendo en el infinito río de la creación.
X
Cuando el estado se apodera de los medios de producción,
hay que preguntarse quién es el dueño del estado...
XI
Las guerras religiosas solo tienen
un resultado incuestionable:
¡¡Resaltar lo mucho que NO tenemos de Dios!!