¡Cómo duele la vida!
Y es que el vivir duele
hasta en el alma.
Duele con el amor,
con la verdad y la esperanza;
y duele hasta con la sonrisa.
¡Cómo duele la vida!
Duele con el abandono,
con la traición y la mentira.
Pero duele aún más
cuando ya no importa
dejar más huellas,
porque nos hemos quedado
hasta sin lágrimas.
hasta sin lágrimas.
¡Y es que el vivir duele!
Porque con el vivir se aprende
que el camino no es creer
en una juventud interminable,
que el camino no es creer
en una juventud interminable,
o en la carne y en su desenfreno.
Ni en derrochar los años
persiguiendo quimeras
y deshojando sueños;
porque cuando el otoño llega
no distinguimos las hojas secas
de las coloridas.
¡Cómo duele la vida!
¡Y es que el vivir duele!
Porque el andar se acaba
y el tiempo se muere.
Porque ya no hay espejos
en las miradas cansinas;
y porque las manos rugosas
se han quedado vacías
esperando recuerdos y perdones.